viernes, 22 de junio de 2007

Tiempo


Enormísimo

animal que se observa

que mira

hacia

dentro

Agua inquieta

luz

sueño

lunes, 18 de junio de 2007

Saudade

Mira
la lluvia nos dice una

y otra y otra vez

con voz de amante lo que fuimos.

Lo que somos cuando no somos.

Cuando nos remontamos a la clarísima

oscuridad de la vida.

Amor


No me hieras ahora

son mis manos y mis palabras

y mis dientes los de la bestia acorralada

No me hieras ahora.

Interior C


He aquí que estamos

apostándolo todo a perder

doliéndonos como una herida inconclusa

como si el vértigo del amor no nos bastara.

Paisaje


Ahora sueño.

Es la hora en que la luz suaviza

todo lo que toca y enternece al mundo.

A un mar que las recibe para adornarse

con sus cuerpos, absortos, tomados de las manos;

complacidos de ser y estar en este instante acuático,

irrepetible, único.

Complacido yo mismo de ver lo más precioso

del paisaje: esta luz, esta suavidad, esta ternura.

Alina


Estás aprendiendo que la realidad

no está hecha a la medida de tu deseo,

como yo; y te enojas y protestas, como yo.

Y lloras porque de pronto un pájaro

-desmesurado e incomprensible-

ya no es todo tu cielo.

Y no basta con querer, para tener, la lluvia,

el mar, la teta suave y tibia derramándose

en tu boca.

Puerto Ángel


Tú mirabas no sé qué cosas,

no sé qué imágenes frente al mar

que te vuelve extraña,

que te apaga el rumor con su voz de ola.

A lo lejos, una gaviota era una línea

en movimiento. A nuestro lado

un perro que jamás responde

al oir su nombre,

aullaba al oir un piano.

Tú reías y volvías a ser la misma,

y tu risa era un presagio de sal

para mi cuerpo, el primer acorde

de una música antiquísima.

Rayuela Peregrina Bebeleche


El sol poniente y el beso maternal

y destructor del agua. La innombrable belleza

que nos aleja un poco de la muerte. Los múltiples

y siempre equívocos nombres del tiempo.

Nezahualcóyotl y el destino del jade.

La quijada de Eva en los museos.

El estertor de la virgen que alimenta al monstruo.

Los espejos, escaparates frívolos del tiempo.

Alejandro niño y su pregunta:

Qué hacías en la casita que vi en mi sueño.

La elemental realidad de unas nalgas.

La infinita soledad de Dios en los altares.

Borges, que nos enseñó a ver el río de Heráclito y el otro río.

El ciego que se compadece del puñal ocioso en el librero.

Mariana y su dolor de hembra solitaria.

El rostro de Martha Elena desdibujado por el fuego.

El amor, el verano, los adioses.

Se precisaron todas esas cosas para que Alina,

certeza de nuestro más querido sueño,

salte sobre su pie izquierdo y llegue al cielo

de un solo salto.

El Deseo


El deseo, qué obscura araña lenta

es el deseo.

Se nos pega a la piel y a los recuerdos

y nos orilla a los abismos y al silencio.

Se alimenta de nuestra piel, de nuestra carne,

de nuestros huesos.

No se llena nunca, nunca nada lo llena.

Y si nos muerde, el dolor es hondo,

agudo y constante como un dolor de muelas.

Yo le temo y le busco, no hay mejor antídoto

contra la vida, ni mejor veneno para sentirnos vivos.

Los que hablan por nosotros


Y piensan y sueñan y sienten y nombran por nosotros

y enarbolan banderas

y despliegan paisajes como consignas del tedio

no van a impedir el amor gratuito en las aceras

ni el impulso congénito de la carne

ni la fascinación del hermoso delirio

ni el certero aguijón de la palabra develada

ni el fuego hambriento de los que huyen del hambre

ni la destrucción de la cruz y sus innumerables astillas

ni la pasión del agua por su origen

ni la defenestración de la usura y su reino milenario.

Cosmogonía


Mira la lluvia, Berenice,

el roble

el encino

la rana

él, los perros

el alacrán

la ballena

el naranjo

el paraíso

el jaguar, el tigre y el venado

la bugambilia intensa

tú y yo, descendientes de la nada,

desprendidos de Dios,

elementalmente descendemos,

volvemos a ser agua.

Tecnología


El alma es diet

la pasión es light

el amor un encendedor desechable

Oil pastel


Quiero una mujer, es decir, no quiero su amor.

Quiero su olor, su saliva, el sonido de su voz,

el calor o frío de su piel.

El matiz de su pelo cuando me dice: Adiós

o Buenas noches; Hijo de la chingada

o Te quiero mucho.

El Sueño


Junto a nosotros pasaba un hombre

solitario,lo supe por su inconfundible

gravedad de planeta. Lo llamé,

le dije cosas que he olvidado,

lo abracé y le entregué el lunar

más preciado de tu cuerpo.

Y la luna, y un perro y una niña

jugaban nuestro juego.

Pound


Si el amor falta

falta el pan y la almohada

la piedra enternecida por el tacto

Falta la luz en la palabra

la palabra enteramente dicha

no echa raíces la palabra

Si el amor falta

se multiplican los rostros

sin nombre por la calle

como una multitud de zapatos vacíos

Éxodo


Baila, esa danza de tu cuerpo

no aprendida.

Desenrédate la piel del árbol

de la mala sombra. Escucha:

el mar nos quiere mar,

ola ociosa y obstinada,

pasión del agua por su origen.